
Sentados en la terraza de un cafรฉ del Mercado de Arroios, no pudimos contemplar el nuevo arte urbano que jalona el espacio peatonal en torno a ese edificio dodecagonal. Nuestra vista estรก bloqueada por una serie de furgonetas que ocupan los muelles de carga y descarga, aunque no parece que estรฉn descargando nada. Nos damos cuenta de que uno de estos vehรญculos estรก parado casi encima de un banco que ocupa lo que antes era una plaza de aparcamiento; casi lo daรฑa.
Alrededor del Mercado de Arroios se siente la presiรณn de furgonetas, coches... vehรญculos en general. Todos los aparcamientos en la calle alrededor del edificio se han reorganizado para equilibrar las plazas tarifadas de larga duraciรณn con bolsas para carga y descarga, zonas de parada rรกpida y aparcamientos para motos. Hay varios aparcabicicletas y un Estaciรณn GIRA con capacidad para 10 bicicletas compartidas. Dos antiguas plazas de aparcamiento se han convertido en zonas de disfrute, con mesas, sillas, bancos, parterres y vistas al arte urbano. parklets. Los pasos de peatones se han acortado y los cinco metros que los preceden se han bloqueado con bolardos para aumentar la fluidez del trรกfico. visibilidad de los peatones en la calle.
La calle que rodea el Mercado de Arroios alberga una serie de calles locales. Sus intersecciones se han rediseรฑado con bolardos, jardineras y algรบn mobiliario que tรกcticamente reduce los รกngulos de curvatura de los vehรญculos y elimina las zonas muertas que antes se utilizaban para aparcar desordenadamente. De este modo, el peatรณn ha ganado, 1174 metros cuadrados al coche y colectivo artรญstico Boa Hora Estรบdio fue invitado a decorar el nuevo espacio peatonal. Su obra, llena de color y personajes, ya se puede ver en la planta baja, pero quien viva allรญ o tenga la suerte de tener un dron podrรก tener otra perspectiva. Las fotos que se muestran fueron amablemente facilitadas por el fotรณgrafo Francisco Calado:
Las novedades en el espacio pรบblico no sentaron bien a los comerciantes, que pronto decidieron impugnar los cambios e incluso arrancรณ algunos bolardos. Hacer cambios en una ciudad a veces significa romper con paradigmas a los que estamos acostumbrados. En el cafรฉ donde nos sentamos, el propietario hablรณ de la obra como "una burla"quejรกndose del aparcamiento que รฉl y sus clientes han perdido. Estas lamentaciones se produjeron a pesar de que, en una de las calles adyacentes, el ayuntamiento cambiรณ la configuraciรณn de las plazas para aumentar la oferta y de que, a pocos metros, en la Praรงa do Chile, hay un aparcamiento con mรกs de cien plazas. Y es que, en realidad, las intersecciones de las calles que desembocan en el Mercado nunca han sido aparcamientos.
Llegamos al mercado a pie y en metro, por la estaciรณn de Alameda porque la de Arroios aรบn no ha abierto. Vimos mucha gente paseando. El Mercado es ciertamente mรกs bonito por fuera y hay mรกs espacio para pasear. Ahora habrรก que arreglar el interior, donde, segรบn vendedores y clientes, gotea los dรญas de lluvia.