Crónica.
Esta inauguración ficticia fue una petición al Ayuntamiento de Lisboa para que arregle las fuentes de nuestra ciudad. Tenemos que devolver el agua potable gratuita a los espacios públicos.

El pasado domingo, 7 de abril, la Fuente Intendente fue "inaugurado" por el "Alcalde de Lisboa, Carlos Moedas" (Vitor Belanciano), acompañado de "Primer Ministro Luís Montenegro" (Elisabete Gonçalves), y por "director de EPAL, José Sardinha" (Lia Marques).


Los grifos han estado cerrados demasiado tiempo, pero ese día la Fuente Intendente volvió a dar agua. El "Alcalde de Lisboa" señaló el momento:
"Hoy, 7 de abril, estamos aquí reunidos para inaugurar conjuntamente las obras de restauración de la Fuente Intendente. Esta fuente, cerrada desde hace demasiado tiempo, volverá a abastecer de agua a sus ciudadanos. Porque el agua es un derecho y no un negocio. Y así se acabaron los días de la industria del agua embotellada, que no ayuda en nada a este desastre climático. A partir de hoy, el sol brillará y los manantiales fluirán. Ninguno de mis clientes tendrá que mendigar más vasos de agua en la cafetería. No acabaré mi presidencia con un grifo cerrado, abandonado, olvidado. Y eso os lo prometo de todo corazón. Estas fuentes de agua potable en la ciudad aportan salud, higiene e igualdad. Son un equipamiento urbano que siempre ha servido como espacio de encuentro, descanso y reunión; un servicio importante para la población; una utilidad pública que reactiva la vida en el espacio público. Yo, Alcalde de Lisboa, cortaré ahora esta cinta para que se puedan regalar vasos de agua".
- el "discurso" del "Alcalde de Lisboa"






Tras el importante discurso, el corte de la cinta y los merecidos aplausos, el "Presidente" repartió vasos de agua a los asistentes a la ceremonia y a todas las personas que pasaron por allí durante la tarde.
Esta inauguración ficticia fue una petición al Ayuntamiento de Lisboa para que arregle las fuentes de nuestra ciudad, un servicio público que aporta igualdad, salud e higiene; un equipamiento urbano colectivo; un elemento social de la ciudad. Necesitamos devolver el agua potable gratuita al espacio público. Las fuentes de agua potable han sido olvidadas, abandonadas, apagadas (dicen que por nuestra seguridad, porque el agua ya no es consumible; pero si por eso las han cerrado, que las vuelvan a poner). Se construyeron para dar agua a la gente, no para ser nada más que monumentos. Fuentes de agua para beber, descansar y lavarse las manos (durante la pandemia nos pidieron que pensáramos en los demás y nos laváramos las manos durante todo el día).
Sin darnos cuenta, el espacio público se reinventa, y no en el buen sentido. La industria del agua embotellada de marca está presente en todas partes: tiendas de barrio, cafeterías, máquinas expendedoras en hospitales, universidades, estaciones de transporte público...
Uno de los resultados de la comercialización del agua fue la normalización de la desaparición de los manantiales. Cada fuente que sigue manando es una resistencia a su monetización.