En 2023, las mujeres sólo representaban 14% de las personas que utilizaban la bicicleta en el área metropolitana de Lisboa. Esto confirma la desigualdad de género que existe en este modo de transporte y demuestra que la movilidad no es neutral.
La desigualdad de género en el uso de la bicicleta existe debido a diversos factores, como la seguridad vial cuando se circula en bicicleta junto al tráfico de automóviles o la falta de infraestructuras ciclistas. Pero también hay una falta de datos desagregados por género sobre la movilidad, lo que provoca, por ejemplo, que no se sepa que los patrones de movilidad de las mujeres son más complejos, debido a las tareas domésticas y de cuidado que, por razones sociales, siguen recayendo en mayor medida sobre las mujeres. También está el acoso sexual que sufren en los espacios públicos, que culmina en sistemas de transporte y soluciones de movilidad que no se adaptan a las necesidades de las mujeres.
Aun así, se ha prestado poca atención a las cuestiones de género relacionadas con la movilidad urbana y el uso de la bicicleta, lo que se traduce en desigualdades en la elección y el uso de los distintos modos de transporte.
En 2023, las mujeres representaban solo 14% de las personas que utilizaban la bicicleta en el área metropolitana de Lisboa (amL). Estos datos, recogidos en el marco de mi investigación académica, confirman la desigualdad de género que existe en este modo de transporte y revelan que la movilidad no es neutra. Estudiar lo que inhibe y motiva a las mujeres a utilizar la bicicleta en sus desplazamientos diarios e incluir esta información en las políticas de movilidad parece ser un factor clave para reducir las desigualdades de género en el uso de la bicicleta en nuestras ciudades. En este artículo analizaremos algunas pistas.